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jueves, 22 de septiembre de 2011

Pop up restaurants: ¿Tendencia o tomadura de pelo?

Aquí estoy, otra vez, dispuesta a retomar mi blog.
He vuelto de Londres hace una semana y como siempre que viajo a la capital británica he vuelto fascinada. No por su cocina sino por su vitalidad. Allí la palabra crisis no existe, o al menos el turista no la ve. Las tiendas están llenas, las calles son riadas humanas  y las reservas en algunos restaurantes deben hacerse con semanas de antelación.
En la visita hubo de todo: comidas estupendas como la de The Ledbury, uno de los locales más aclamados de la ciudad, que entró como una flecha en la lista 50 Best; otras más convencionales como la de Hisbiscus; algunas rápidas (Spud, Humus&Bros) otras lentísimas (Tom’s Terrace), la más simpática en Suda (tahilandes recién inaugurado, standar e informal) y una verdaderamente esperpéntica que es la que voy a relatar.
La última moda en las ciudades anglosajonas son los llamados "pop-up restaurants" (podéis ver el artículo The best pop-up in London en www.squaremeal.co.uk). Restaurantes de quita y pon, que aparecen y desaparecen, duran unos meses, o se montan para unas horas o un evento especial. Unos sirven como sala de ensayo, otros son meras terrazas que abren solo mientras hay sol y otros cimientan su razón de ser en la cocina de temporada. 

Esta es la filosofía que inspira Bonnie and Wild (www.boniewild.co.uk), el lugar al que me fui a cenar. Está al Este de la ciudad, en Soreditch, la zona donde se cuece la movida del diseño londinense. Sus creadores lo definen como un “part time restaurant” o “restaurante a tiempo parcial”. El local es una antigua cantina (M.Manze) bastante famosa en el barrio, en la que se venden “pies” (pasteles salados), y que solo abre por las mañanas.
Las noches de los viernes y sábados, una sociedad formada por dos empresas comercializadoras de productos escoceses (Bonnie, especialista en pescados, y Wild, distribuidora de carnes de caza) toman prestado el local (lo alquilan, supongo) para ofrecer a una variopinta clientela auténtica cocina escocesa.

La reserva se hace on-line. Ofrecen un menú cerrado de tres platos  por 29 libras a los que se suman otras tres de los platos de guarnición. Al final 35, que traducido a euros son 40, sin propina ni bebidas.
No sirven vino porque no tienen licencia, así que hay que llevárselo, o en el mejor de los casos pedir al camarero que salga a comprar cervezas y abonarlas a parte. (Tampoco pueden llamar a un taxi al finalizar la cena porque no tienen permiso para usar el teléfono)
Los bancos de las mesas son como un potro de tortura, pensados para una comida rápida, pero no para una larga cena.
Como el espacio de la cocina no es el adecuado, el servicio se alarga hasta el infinito (casi tres horas) a pesar de los esfuerzos de los tres camareros/as por entretener al personal.
Las cenas se amenizan con jazz de la Motown ¡genial!, pero como el local no tiene condiciones, el ruido es insoportable.
Pasar por todo esto valdría la pena si la comida fuera excepcional, pero nada de eso: las ostras pasables, el el pìchón corriente y las perdices de suelta. El pie de limón basto como la lija. Las reseñas en los periódicos locales animaban a visitarlo sin dudar. 



El local estaba lleno hasta arriba y el personal parecía disfrutar de lo lindo. ¿Alguien me lo puede explicar? ¿Dónde está la gracia? ¿De verdad esto es una nueva tendencia? ¿Un nuevo modelo de negocio? Me temo que la era de los “gastro victims” no ha hecho más que comenzar y pronto sufriremos las consecuencias.

2 comentarios:

  1. Pues eso... bien lo has dicho:) "gastrovictim", de todas formas, creo que estos negocios pseudogourmet pueden funcionar en Londres porque el paladar británico es más bien escaso y el snobismo de su población de sobra conocido... Esto unido a la generación perdida que abandonó las enseñanzas de los mayores aunque fueran buenas (aprender a comer, por ejemplo) da como resultado un caldo de cultivo (jóvenes sin referencia cultural) para venderles lo que sea, en fin. Podría seguir hablando sobre este tema, porque me ha resultado muy sugerente tu crítica, pero no quiero invadir más tu espacio. Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario, Carmen. Me alegro de que te haya parecido sugerente el post.

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